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lunes, 15 de septiembre de 2008

Cerca de los montes Urales

Mueren 88 personas al estrellarse un Boeing-737

Fotograma de un vídeo de la cadena de televisión rusa NTV, aquí los restos de un avión que se estrelló en las afueras de la ciudad de Perm, Rusia. (Foto: EFE)
Moscú (EFE).- Un avión Boeing-737 de la aerolínea rusa Aeroflot se estrelló en Perm, cerca de los montes Urales, accidente en el que murieron sus 88 ocupantes, entre ellos siete niños y 21 extranjeros.

Según el ministerio de Situaciones de Emergencia, el avión se precipitó contra la tierra durante la maniobra de aterrizaje a solo unos cientos de metros del aeropuerto de Perm, ciudad de cerca de un millón de habitantes.

“El avión parecía un cometa en llamas”, señaló uno de los vecinos de la zona que presenció el accidente, en declaraciones al canal de televisión Vesti.

La portavoz del ministerio de Emergencia, Irina Andriánova, señaló que los restos del aparato, un Boeing-737-500, quedaron diseminados en un radio de cuatro kilómetros, muy cerca de unas casas, en una cañada dentro de los límites de Perm.

“El avión cayó junto a las calles Soviétskaya Armia y Torpínski, en el distrito Industrialni de Perm. Por lo visto, los pilotos trataron de evitar un choque con las casas”, precisó.

El aparato, en servicio desde 1992, cayó sobre la vía del tren, inutilizando un tramo de 500 metros de la línea férrea conocida como Transiberiano, lo que ha obligado a suspender el tráfico en el tramo entre Yekaterimburgo y Perm.

Pocas horas después del accidente, los equipos de rescate encontraron las dos cajas negras del avión, que probablemente serán enviadas a Moscú para su análisis.

Según informó el jefe del comité de investigación de la Fiscalía Rusa, Alexandr Bastrikin, un examen preliminar del lugar del siniestro del avión indica que la tragedia se debió a “fallo técnico y al incendio en la turbina derecha del aparato”.

De acuerdo a esa versión, los pilotos del Boeing-737 intentaron, en vano, efectuar un aterrizaje de emergencia tras el estallido de uno de los motores.

El contacto con el aparato se perdió a las 01.12 hora de Moscú (21.12 GMT del sábado), cuando sobrevolaba a una altura de más de mil metros.

Mientras, el jefe de vuelos del aeropuerto de Perm, Savino Irek, señaló al Canal Uno, de la televisión rusa, que el piloto del avión se había comportado de manera “inadecuada”.

El funcionario relató cómo el piloto ascendió a una altitud de 1.200 metros antes de iniciar el aterrizaje, 300 metros más de lo indicado.

“Era demasiada altura y ya estaba muy cerca del aeropuerto. Después ya no entró en comunicación con la torre de control. Empezó a perder altura de manera brusca. Escuché un grito. Entonces, le grité yo: conserva una altitud de 600 metros”, señaló. Seguidamente, añadió, “tras unos segundos se oyó un fogonazo y, después, cerca de la ciudad se pudo ver el incendio y un gran resplandor. Entendí que se había estrellado y di la alerta. No siguió mis órdenes. Puede ser que ocurrió algo y no lo quiso comunicar”.

El presidente ruso, Dmitri Medvédev, al ser informado de la catástrofe aérea, ordenó la creación de una comisión gubernamental encabezada por el ministro de Transporte, Ígor Levitin.

Posteriormente, el ministro descartó que la causa del accidente pudiera haber sido un atentado terrorista, y estimó en 3 o 4 semanas, las necesarias, para descifrar el contenido de las cajas negras.

Según la compañía Aeroflot, a bordo del avión se encontraban 88 personas: 82 pasajeros, siete menores de edad, y seis tripulantes, no cinco como se dijo en un primer momento.

Entre los pasajeros se hallaban un total de 21 extranjeros: nueve azerbaiyanos, cinco ucranianos, un francés, un sueco, un estadounidense, un letón, un alemán, un turco y un italiano, según informó Aeroflot en un comunicado.


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Fuente: ABC.es