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martes, 3 de junio de 2008

Tras ganar la candidatura, Obama elogió a Hillary Clinton y McCain





Tal cual estaba prevista, Barak Obama alcanzó anoche el número de delegados necesarios para ser el candidato presidencial del partido Demócrata en las elecciones estadounidenses de noviembre.

Quizás la única sorpresa del día fue que Hillary Clinton no reconoció abiertamente la derrota pero tampoco anunció si seguirá luchando hasta la conferencia partidaria de agosto para ser la candidata. Puede hacerlo, pero es poco probable, porque no tendría nada que ganar pero sí mucho que perder.

La gran incógnita de la última jornada de las internas demócratas era saber cómo admitiría Clinton su derrota, cómo se las ingeniaría para reconocer la victoria de Obama sin dejar en evidencia ese tozudo orgullo que la caracterizó en estos últimas semanas en las que se vió que terminaría derrotada y sin embargo continuó buscando la nominación.

Fiel a su naturaleza de política de raza (o, al menos, de esposa de un político de raza de los más talentosos de su país), Hillary Clinton eligió una salida de alto impacto: que la decisión la tomen, en parte, quienes votaron por ella.

Cuando ya las cuentas demostraban que Obama sería el elegido, Clinton tomó el estrado en un centro partidario, agredeció a sus seguidores, felicitó a Obama por lograr que muchos estadounidenses participasen en las elecciones, y convocó a los electores a enviar mensajes a su sitio web para decir qué desean que haga. También dijo que tomará una decisión en los próximos días.

Aunque no reconoció formalmente la derrota, Clinton sí aseguró estar dispuesta a hacer todo lo posible para “unir al partido y llevarlo de vuelta a la Casa Blanca”. Sonó a un reconocimiento encubierto del resultado, y a una aceptación de una posible candidatura a vice-presidenta, el cargo que se rumorea desea obtener ahora que Obama irá por la presidencia.

Minutos después, fue el turno de Obama de tomar el estrado en otro centro partidario, ante sus propios, y jubilosos, seguidores en Minnesota. Sin demostrar grandes emociones, quien será el primer candidato presidencial negro por uno de los dos grandes partidos estadounidenses, agradeció a su familia, a sus seguidores y a sus colaboradores.

Luego lo dijo sin vueltas: “Seré el candidato del partido demócrata”. Después destinó varios minutos a elogiar a Clinton, a resaltar su valor y a remarcar que ella será importante “en nuestra victoria”, dando por sentado que él será elegido presidente y no el republicano John McCain.

De ahí más se largó de lleno a un discurso de campaña pleno en el que dijo respetar a McCain por los servicios prestados al país. “Yo respeto lo que él ha hecho por nuestro país, aunque él no haga lo mismo conmigo”.

Terminó la primera parte del espectáculo electoral estadounidense. Ahora viene la pelea en serio por ver quién será el próximo presidente del país más poderoso del mundo.

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Fuente: ABC.es