Lima, (PRESSPERU) Por César Sánchez Martínez.- Los recientes triunfos de Barack Obama, senador por Illinois, en las primarias del estado de Mississippi y la Asamblea de Delegados del Partido Demócrata revelarían que estamos frente al posible presidente de los Estados Unidos, siempre y cuando se confirmen los resultados de las encuestas que refieren un triunfo del candidato demócrata.
Ante el desgaste político del presidente republicano George Bush, considerado como "conservador" por los estadounidenses y "liberal" para la mayor parte de países latinoamericanos, la opción demócrata es válida para ganar las elecciones de la nación más poderosa del mundo.
Los errores políticos de la administración Bush en su país y en diversas partes del mundo están cobrando altos precios en las facturas de sus representantes. El sobre endeudamiento hipotecario, la debilidad del dólar frente al euro y el ascenso del precio del barril de petróleo que bordeó los 108 dólares en el mercado de Nueva York, revelan un primer síntoma de recesión económica. Sólo el año pasado se perdieron 60,000 puestos de trabajo. Si no se toman medidas drásticas para frenar el abultado déficit fiscal incrementado por los gastos de una guerra perdida en Irak, puede producirse una nueva crisis económica como la depresión de 1929 cuando quebraron cientos de bancos, cerraron miles de empresas y creció el desempleo en todo el país.
Es conocido por todos que la intervención en Irak fue un error político que tuvo y tiene un alto costo social: cientos de soldados muertos. Las sombras de las guerras en Vietnam y Corea casi son nítidas en Irak. También el fallido ingreso en Afganistán no tuvo el resultado requerido. Sólo se generó más pobreza en esa nación musulmana, porque Osama Bin Laden sigue vivo en alguna parte del mundo y los estadounidenses continúan regresando a casa en ataúdes envueltos con la bandera de su país. También la tardía reacción para reconstruir los estados del sur devastados por la furia del huracán Katrina son hechos que desfavorecen a los candidatos republicanos.
Pero como "en política todo vale", las primarias en los Estados Unidos adquieren relevancia en la actual coyuntura política de esa nación, donde los derechos civiles, igualdad de género, libertad religiosa, problemas de los hispanos e intervención internacional son factores que inclinarán la balanza para el "menos malo", que al parecer está en el lado de los demócratas. Por cierto que América Latina no figura en las agendas de los candidatos.
Sea Barack Obama o la senadora Clinton, Hillary Diane Rodham, no tienen mucho que ofrecer a los hispanos residentes en los Estados Unidos. Por el contrario, se agudizaría la crisis moral de la nación por los cambios que se suscitarían. Los maltratos a los hispanos se trastocaría por la defensa de los derechos civiles de los estadounidenses. Se incrementará la promoción de divorcios y abortos en desmedro de la unidad familiar. La promoción de los matrimonios gays ganaría terreno frente a las voces solitarias de la ética y moral cristiana. Hasta la consabida libertad religiosa sería una fuente para fomentar nuevos estilos de vida distintos a las creencias cristianas bíblicas practicadas por muchos años en Occidente.
En la historia de la humanidad, los grandes imperios no cayeron por las fuerzas bélicas de sus oponentes, sino que previamente la corrupción y anarquía moral de sus habitantes fue aniquilando a sus propios estados. Así cayeron los asirios, egipcios, griegos, romanos, turcos e ingleses. Y los Estados Unidos no serán la excepción.
Al parecer, Washington está perdiendo el paso frente a la robusta Unión Europea liderada por unificada Alemania. Cede también ante el gigante chino que cada día ingresa a los diversos mercados del hemisferio americano impulsado por la experiencia comercial de Hong Kong y su socio natural India, nueva potencia económica en el Tercer Mundo. "Chindia" es ya una realidad en la economía mundial.
Los Estados Unidos también pierden terreno ante el laborioso Japón seguido por los "Tigres Asiáticos" (Corea del Sur, Singapur y Taiwán) y los nuevos "Dragones del Asia" (Tailandia, Filipinas, Indonesia y Malasia). La inscripción en sus monedas "In God we trust" (En Dios confiamos) es sólo historia.