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martes, 31 de marzo de 2009

EE UU e Irán se acercan en Afganistán

La comunidad internacional se conjuró ayer en La Haya para ayudar a Afganistán a dejar de ser cuanto antes un país explosivo. Decenas de intervinientes en una conferencia internacional con nutrida presencia de países vecinos dieron energía política e impulso a un cambio de estrategia que busca fracturar el frente talibán con la integración en la sociedad de quienes renuncien a la violencia. Fue la primera vez que un documento internacional menciona y avala tal proceso de reconciliación, como también fue la primera vez que Irán acudía como invitado a una reunión semejante. El discurso de Teherán fue muy valorado por Hillary Clinton, que dio cuenta de un "breve y cordial" encuentro de Richard Holbrooke, el embajador extraordinario para Afganistán y Pakistán, con el emisario iraní, preludio de futuras reuniones con más sustancia.

Washington y Teherán han vivido intensamente, salvo un mínimo deshielo con Bill Clinton y la colaboración de Irán en la lucha para acabar con los talibanes en 2001, décadas de choque frontal a las que ahora el Gobierno de Barack Obama parece querer poner fin. La conferencia de ayer en Holanda en torno a Afganistán permitió ver a la jefa de la diplomacia de EE UU escuchar atentamente las palabras de un representante iraní, el viceministro de Exteriores, Mohamed Medhi Akhunzadeh, que prometió reforzar el control de su frontera con Afganistán como medio para combatir el tráfico de opio. Fue la de cal. También hubo arena: "La presencia de fuerzas extranjeras no ha mejorado las cosas en el país y parece que el incremento en el número de tropas extranjeras tampoco será efectivo".

Clinton hizo oídos sordos a esas críticas y prefirió centrarse en la buena noticia. "La intervención iraní fue prometedora", dijo con palabras llamativas. "Que hayan venido es una señal prometedora de una futura cooperación", insistió. A pesar de dejar bien claro que ella no había hablado con el emisario iraní, anunció que sí lo hizo Richard Holbrooke en un "breve y cordial encuentro no preparado en el que ambos acordaron seguir en contacto".

Fue casi el colofón a una reunión marcada por el cambio. La de ayer fue la quinta gran cita internacional celebrada desde 2001 para buscar soluciones al problema afgano, y quedó patente la voluntad de todas las partes, más de 80 Gobiernos y organismos internacionales, de hacer algo definitivo para salir del atolladero. La llegada de Obama y su nueva estrategia actuó de catalizador del cambio, con generalizados aplausos a su deseo de potenciar la vertiente civil y de implicar a los vecinos en la resolución del conflicto.

Se trata de explorar todas las vías posibles de desarrollo económico, que se ponen ahora a la altura de la vertiente militar, que también se refuerza (EE UU enviará 17.000 soldados más y otros 4.000 en tareas de instrucción). La lucha contra el cultivo de opio, cuyo tráfico financia a los talibanes, es parte de la estrategia para ahogar a los extremistas. El dinero de la droga les permiten atraer a hombres desesperados.

Lo dijo Clinton: "Apoyo los esfuerzos del Gobierno afgano para separar a los extremistas de Al Qaeda y talibanes de quienes se les han sumado no por convicción sino por desesperación".

El presidente Hamid Karzai, primero en proponer esa salida contra los deseos del entonces presidente George Bush, la defendió ayer a condición de que los reintegrables renuncien a las armas y acaten la Constitución. Javier Solana, coordinador de la política exterior de la UE, dijo que "la reconciliación es fundamental".

Como la conferencia era esencialmente para dar impulso político a Afganistán, la vertiente de recaudación de fondos quedó en un plano marginal. Algunas delegaciones hicieron nuevas y confusas promesas de fondos.

Miguel Ángel Moratinos, en nombre de España, propuso la idea de hermanar distritos afganos con localidades españolas. "Hay que hablar más con la gente, no podemos seguir aislados", dijo el ministro. Moratinos mantuvo consultas con homólogos europeos sobre el posible envío de instructores de la Gendarmería Europea, a la que España contribuye con guardias civiles, para formar policías. El ministro italiano, Franco Frattini, reveló que España podría enviar 40 guardias civiles, pero Moratinos dijo que aún no hay una decisión tomada.

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Fuente: ABC.es